Detrás de la historia de las Madres como colectivo existen las experiencias de vida singulares de aquellas mujeres que lucharon toda su vida por sus hijos e hijas exigiendo Memoria, Verdad y Justicia. Estas son sus biografías y retratos.

Aurora nació en Buenos Aires el 7 de enero de 1922. En 1945 se casó con el músico “Pir” Bellocchio con quien tuvo ocho hijos. Una de ellas, Irene Bellocchio, fue víctima del terrorismo de Estado.
Antes de casarse, Aurora estudió Dibujo y Artes Decorativas en la escuela nocturna Ruiz de los Llanos y aunque tenía un gran talento para el arte se alejó de su vocación por sus compromisos familiares.
El 5 de agosto de 1977 un grupo de tareas secuestró a Irene, de 25 años, junto a su pareja, Rolando Víctor Pisoni. El hijo de Irene y Rolando, Carlitos, de 36 días, fue entregado por los secuestradores a una vecina, quien se lo restituyó a Aurora.
Irene era militante de la Juventud Trabajadora Peronista y delegada del Banco Galicia, lugar donde trabajaba, mientras cursaba el segundo año de Arquitectura.
Después de ser secuestrada, Irene estuvo recluida en el Centro Clandestino de Detención “Club Atlético”.
A partir del secuestro de Irene, Aurora se encargó de la crianza de su nieto y empezó la búsqueda de su hija. Luego de permanecer en España junto a su nieto, entre 1981 y 1984, regresó a la Argentina donde retomó su lucha por Memoria, Verdad y Justicia desde la Asociación Madres de Plaza de Mayo. Esta le valió que en el 2011 fuera galardonada como “Personalidad destacada de los derechos humanos” por la Legislatura de la Ciudad de Buenos Aires.
Aurora falleció el 15 de octubre de 2015, a los 93 años.

Beatriz nació en Buenos Aires. Se casó con Abraham Dyszel con quien tuvo dos hijos. Uno de ellos, Jorge Marcelo Dyszel, fue secuestrado por un grupo de tareas a los 21 años junto a su esposa, Mirta Nélida Schwalb, de 20 años, el 18 de mayo de 1978.
Jorge era estudiante de Ciencias de la Educación y realizaba trabajo social en los barrios más castigados de Mataderos junto a Mirta, quien se dedicaba a hacer rehabilitación en Terapia Ocupacional.
Después del secuestro de su hijo, Beatriz se dedicó a buscarlo incansablemente y como parte de esa tarea se unió a la Asociación Madres de Plaza de Mayo. Desde 2010, fue miembro de la comisión directiva de la alianza de organizaciones de Derechos Humanos, Memoria Abierta. Además, durante años colaboró con la Asociación Mutual Israelita Argentina (AMIA) en la tarea de honrar la memoria de los desaparecidos de origen judío.
Beatriz falleció en octubre de 2017.

Carmen nació en Buenos Aires el 20 de junio de 1923. Se casó y tuvo una única hija, Alejandra Mónica Lapacó Aguiar, quien fue secuestrada junto a Carmen el 16 de marzo de 1977, a los 19 años. Alejandra permanece desaparecida hasta hoy.
Al momento del secuestro, Carmen tenía 52 años y era docente de un colegio secundario. Había enviudado hacía cuatro años y vivía con Alejandra y su madre.
Después de permanecer secuestrada durante tres días en el centro clandestino de detención “Club Atlético” fue liberada. En ese mismo lugar estuvo secuestrada Alejandra y fue donde Carmen la vio torturada y pudo darle un último abrazo.
Alejandra era integrante de la Juventud Universitaria Peronista (JUP) de la carrera de Antropología, de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires.
Como parte de su incesante búsqueda de Alejandra, Carmen fue una de las primeras madres que junto a Azucena Villaflor conformarían la Asociación Madres de Plaza de Mayo. Además, fue una de las fundadoras del Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS) y formó parte de su comisión directiva así como de la de Memoria Abierta.
Carmen falleció el 13 de diciembre de 2017, a los 94 años.

Clara nació en Polonia en 1928 y llegó a la Argentina con dos meses de edad. Se casó con el médico Marcos Weinstein con quien tuvo tres hijos. Uno de ellos, Mauricio Fabián Weinstein, fue secuestrado en el consultorio de su padre por un grupo de tareas el 18 de abril de 1978, a los 18 años recién cumplidos. Al momento del secuestro, Clara era ama de casa.
Mauricio era estudiante secundario en el colegio Carlos Pellegrini y militante de la Unión de Estudiantes Secundarios (UES). Su caso fue presentado en el Juicio a las Juntas como uno de los casos de desaparición de menores. Mauricio estuvo recluido en el centro clandestino de detención “El vesubio”.
Junto a su marido, Clara creó el concurso de arte por la memoria “Mauricio Fabián Weinstein” en el colegio donde estudió su hijo.
En 2021, el presidente de la Nación, Alberto Fernández, le entregó el premio “Juana Azurduy a la Lucha por la Defensa de los Derechos Humanos” junto a otras Madres y Abuelas de Plaza de Mayo.
Clara hoy sigue siendo miembro activo de Madres de Plaza de Mayo

Enriqueta nació en 1927. Se casó con Juan José Maroni con quien tuvo cuatro hijos. Es madre de María Beatriz Maroni y Juan Patricio Maroni, quienes fueron secuestrados el 5 de abril de 1977 y están desaparecidos hasta hoy.
Enriqueta es docente, y aún después de la desaparición de sus hijos, siguió enseñando en el barrio popular Cildañez de la ciudad de Buenos Aires.
Al momento de su secuestro, Beatriz tenía 23 años, se había recibido de Asistente Social en la Universidad de Buenos Aires y trabajaba en el centro de salud que funcionaba en Ciudad Oculta (Mataderos) y en el hospital Finocchietto de Avellaneda. Militaba en la Juventud Peronista (JUP) y en Montoneros.
Juan Patricio tenía 21 años, estudiaba Sociología en la Universidad de Buenos Aires y trabajaba en Aerolíneas Argentinas. Además, militaba en la Juventud Universitaria Peronista (JUP) y en Montoneros. Paralelamente, colaboraba en los programas de alfabetización de la Dirección Nacional de Educación del Adulto (DINEA) en Villa Cildañez y dictaba clases de historia junto a su madre.
Tiempo después de su secuestro, María Beatriz y Juan Patricio fueron vistos en el centro clandestino de detención “Club Atlético”.
Enriqueta fue miembro fundadora del Directorio del Espacio Memoria y Derechos Humanos que funciona en la Ex-ESMA.
Hasta el 2021, con 94 años, Enriqueta ocupó la vicepresidencia de la Asociación Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora y luego asumió como presidenta de esta Asociación hasta el 2024. Fue la impulsora entre otros proyectos sociales de la Escuela Popular de Música que funciona en la Casa Nuestros Hijos la Vida y la Esperanza en la Ex ESMA.
Falleció el 5 de agosto del año 2025 a los 98 años.

Haydeé nació el 18 de noviembre de 1928 en San Justo. Se casó con Oscar “Coco” García Buela con quien tuvo tres hijos. Uno de ellos, Horacio García Gastelú, fue secuestrado el 7 de agosto de 1976 en Banfield. Tenía 21 años.
Haydeé llegó a la Plaza de Mayo el 30 de abril de 1977. Fue una de las primeras 14 madres que se reunieron en ese lugar para reclamar por la desaparición de sus hijos. A partir de ahí nunca abandonó esa lucha y llegó a convertirse en la presidenta de la Asociación Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora.
Horacio estudiaba Ciencias Biológicas en la Universidad de Buenos Aires, pero al momento de su secuestro estaba haciendo el Servicio Militar Obligatorio en Bahía Blanca. Su desaparición se produjo cuando visitaba a su familia en Buenos Aires. No hay registro de que haya militado en alguna organización, aunque al decir de Haydeé “era una persona muy politizada y con mucha sensibilidad social”.
En el año 2001, el Equipo Argentino de Antropología Forense estableció que Horacio fue una de las víctimas de la “Masacre de Fátima”, y gracias a este trabajo Haydeé pudo recuperar los restos de su hijo. Antes de su ejecución, Horacio estuvo recluido en la Superintendencia de Seguridad Federal, también conocida como Coordinación Federal.
Haydeé falleció el 21 de diciembre del año 2022 a los 94 años

«Pepa» nació en Buenos Aires el 5 de julio de 1921, pero fue anotada en el Registro Civil el 6. Se casó con Juan Carlos Noia, con quien tuvo cuatro hijos. Su tercera hija, María de Lourdes Noia, fue secuestrada el 13 de octubre de 1976, a los 29 años, en su domicilio en Capital Federal, por un grupo de tareas del Centro Clandestino de Detención, Tortura y Exterminio de la ESMA. María de Lourdes estaba casada con Enrique Mezzadra y tenían un hijo, Pablo, de casi dos años.
Al momento del secuestro de su hija, hacía un año que «Pepa» vivía en Castelar, provincia de Buenos Aires.
“Pepa” trabajó desde los diez años, con cama adentro, en una casa limpiando y cuidando a los dos hijos de esa familia. Años después, se desempeñó como obrera textil, siempre en Capital Federal. Los primeros años después de casarse, trabajó sólo esporádicamente por horas en algunas casas de familia.
María de Lourdes inició su militancia político partidaria a los 16 años cuando ingresó a la universidad y se sumó a la Federación Juvenil Comunista, luego al Partido Comunista Revolucionario (PCR), a las Fuerzas Argentinas de Liberación (FAL) y, finalmente, en los 70, se suma a la Juventud Peronista, participa en el Movimiento de Inquilinos Peronistas, en el Movimiento Villero Peronista y en la Juventud Trabajadora Peronista.
María de Lourdes era psicóloga y docente en la Universidad de Morón y fue parte del programa de Educación D.I.N.E.A y de alfabetización en la Campaña de Reactivación Educativa del Adulto para la Reconstrucción (CREAR).
Después del secuestro de María de Lourdes, “Pepa” comenzó una incansable búsqueda por encontrar a su hija, víctima de Desaparición Forzada de Persona, y en esa búsqueda desesperada fue una de las 14 mujeres que participaron de la que se convertiría en la primera reunión de las Madres en la Plaza de Mayo junto al Monumento a Belgrano, el 30 de abril de 1977. Años después, “Pepa” fue declarada Ciudadana Ilustre del Municipio de Morón y luego, en el 2010, también fue declarada Ciudadana Ilustre de la Ciudad de Buenos Aires por la Legislatura Porteña.
“Pepa” falleció el 31 de agosto de 2015, a los 94 años, sin haber dejado nunca de buscar a su hija.

Laura Jordán de Conte
Laura nació en Buenos Aires el 16 de septiembre de 1931. Se casó con Augusto Conte Mac Donell y tuvo cinco hijos. El mayor de ellos, Augusto María Conte Mac Donell, fue secuestrado el 7 de julio de 1976 mientras cumplía el Servicio Militar Obligatorio en la Base Aeronaval de Punta Indio. Tenía 21 años.
Laura es psicoanalista y luego de la desaparición de su hijo colaboró en el desarrollo del Área de Salud Mental del Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS), institución de la cual es vicepresidenta. Su marido fue miembro fundador del CELS y diputado nacional electo en 1983.
Augusto era estudiante de Economía en la Universidad de Buenos Aires. Militó en el Ateneo Evita del barrio de Belgrano donde conformó el Movimiento de Inquilinos Peronistas, en la Regional I de la Juventud Peronista de la villa de emergencia del Bajo Belgrano y en Montoneros.
Tras la desaparición de su hijo Laura y su marido comenzaron a participar en las primeras marchas que las Madres realizaron en la Plaza de Mayo para reclamar por sus hijos y a lo largo de los años sostuvieron la lucha. Además, ella ha colaborado con el área de Salud Mental de Abuelas de Plaza de Mayo en el proceso de restitución de los nietos recuperados.
En 2016, fue declarada Personalidad Destacada de los Derechos Humanos por la Legislatura de la Ciudad de Buenos Aires.
Falleció el 29 de diciembre de 2024 a los 93 años

Schejne María (Sara) Laskier de Rus
Sara nació en Lodz (Polonia) el 25 de enero de 1927. Se casó con Bernardo Rus y junto con él y su madre llegaron a la Argentina en 1948 luego de haber sobrevivido a los campos de concentración de Auschwitz-Birkenau y Mauthausen. Dos años después nació en Buenos Aires Daniel Lázaro Rus, el primero de sus dos hijos, quien fue secuestrado por un grupo de tareas de la Armada el 15 de julio de 1977, a los 26 años. Hasta hoy continúa desaparecido.
Daniel era físico nuclear y trabajaba en la Comisión Nacional de Energía Atómica. Paralelamente, militaba en la Juventud Universitaria Peronista.
Después de su secuestro, Daniel fue visto en el centro clandestino de detención que funcionó dentro de la ESMA y en el “Club Atlético”.
Tras la desaparición de su hijo, Sara y su marido empezaron su búsqueda y para ello viajaron a diferentes países, incluido los Estados Unidos, donde se entrevistaron con senadores y diputados de ese país, a los cuales solicitaron su ayuda. Tiempo después Sara se sumó a la Asociación Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora.
Sara falleció el 24 de enero de 2024, a los 96 años. Hasta no hace mucho se dedicaba a dar charlas sobre todo lo que le tocó vivir “para que no se olvide jamás todo lo que hemos pasado”.

Vera nació en Milán (Italia) el 5 de marzo de 1928. Llegó a la Argentina con su familia en 1939, escapando de las leyes raciales que decretó Mussolini contra los judíos. Un año antes había sido expulsada de la escuela por su condición de judía. Años después su abuelo materno sería asesinado en Auschwitz.
En 1949 se casa con Jorge Jarach, italiano como ella, a quien había conocido años atrás cuando trabajaba en una empresa marítima donde ayudaba a otros exiliados. Juntos se convierten en padres de Franca Jarach, la única hija del matrimonio, quien fue secuestrada en la vía pública por un grupo de tareas de la ESMA el 25 de junio de 1976. Franca tenía 18 años.
Vera se desempeñó como periodista en la agencia italiana de noticias ANSA, donde trabajó durante cuarenta años hasta su jubilación. Además, ha escrito varios libros como Il silenzio infranto. Il dramma dei desaparecidos italiani in Argentina.
Al momento de su secuestro, Franca cursaba la secundaria en el Colegio Nacional de Buenos Aires, militaba en la Unión de Estudiantes Secundarios y en la Juventud Trabajadora Peronista.
Por testimonios de sobrevivientes se sabe que Franca estuvo recluida alrededor de un mes en el centro clandestino de detención de la ESMA. Se presume que fue asesinada en uno de los primeros “vuelos de la muerte”.
Vera se unió a las rondas de las Madres en Plaza de Mayo en los primeros meses de 1977. A partir de ahí no cesó en la búsqueda de su hija y en la lucha por Memoria, Verdad y Justicia. En ese afán, se convirtió en artífice y fundadora del Parque de la Memoria junto a Marcelo Brodsky.
Vera hoy sigue siendo una activa miembro de Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora.

Adelina Dematti de Alaye nació en Chivilcoy el 5 de junio de 1928. Se casó con Luis María Alaye y fruto de ese matrimonio nacieron dos hijos. Uno de ellos, Carlos Esteban Alaye, fue secuestrado el 5 de mayo de 1977 en plena vía pública de Ensenada por la Fuerza de Tareas Nº 5 de la Marina.
Adelina ejerció la docencia en diferentes ciudades de la provincia de Buenos Aires. Tras la desaparición de su hijo, inicia una incansable búsqueda. En un primer momento, recurre a la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos (APDH) y en ese lugar se encuentra con mujeres que estaban en su misma situación. En los primeros meses de 1977 comienza a participar de las reuniones de madres de desaparecidos y de esta manera se convierte en una de las fundadoras de la Organización Madres de Plaza de Mayo de la ciudad de La Plata.
Al momento de su secuestro, Carlos Esteban militaba en el peronismo revolucionario. Estaba casado con Inés Ramos y juntos tuvieron una hija, Florencia, que nació después de su desaparición en México, país en el que Inés se radicó tras el secuestro de Carlos Esteban.
Adelina construyó un archivo sobre la dictadura que fue declarado “Patrimonio documental del Registro de la Memoria del Mundo” por la Unesco. Por su lucha en favor de los Derechos Humanos fue declarada ciudadana ilustre de Chivilcoy, La Plata y la Provincia de Buenos Aires.
Adelina falleció el 24 de mayo de 2016, a los 88 años.

Marta nació en Bahía Blanca el 13 de febrero de 1927. El 3 de octubre de 1946 se casó con el diplomático José María Vásquez con quien tuvo seis hijos. La única hija mujer del matrimonio, María Marta Vásquez Ocampo, fue secuestrada por un grupo de tareas de la ESMA en Buenos Aires el 14 de mayo de 1976. Estaba con su marido, César Amadeo Lugones Casinelli.
María Marta tenía 23 años y estaba embarazada. Era psicopedagoga y vivía en Buenos Aires, donde militaba en la Juventud Peronista y en el Movimiento de Villeros Peronistas en la villa 1-11-14 del Bajo Flores. Junto a su marido, además, realizaban trabajos en comunidades mapuches en la Patagonia.
Cuando secuestraron a su h ija, Marta y su marido se encontraban en México, país donde él se desempeñaba como Ministro Consejero de la Embajada Argentina. Al enterarse de lo sucedido a través de su hijo Carlos, recurrieron a contactos en las esferas militares más altas para conocer el paradero de María Marta y su marido, pero no logran obtener ninguna información.
En 1977 Marta se sumó al grupo de mujeres que funda la Asociación Madres de Plaza de Mayo y se convirtió en una de sus principales referentes.
A lo largo de los años, Marta participó en numerosos congresos en el interior del país y en el exterior, logrando ampliar la llegada del mensaje de las Madres en la búsqueda de Memoria, Verdad y Justicia. Entre 1999 y 2003 presidió la Federación Latinoamericana de Asociaciones de Familiares de Detenidos Desaparecidos (FEDEFAM) que logró ante las naciones Unidas, y con el apoyo de América Latina y Asia, la aprobación de la Convención Internacional contra la Desaparición Forzada de Personas, que considera al terrorismo de Estado como un delito de lesa humanidad.
En 2012, fue reconocida como Personalidad Destacada de los Derechos Humanos por la Legislatura de la Ciudad de Buenos Aires. Recibió múltiples reconocimientos, premios y distinciones a nivel municipal, nacional e internacional.
Ocupó la presidencia de la Asociación Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora desde el año 2004 hasta 2017.
Marta falleció el 18 de noviembre de 2017, a los 90 años, soñaba con la unidad de nuestro pueblo para lograr esa sociedad más justa e igualitaria por la que luchó su hija María Marta y los 30.000 Detenidos Desaparecidos.

Delicia nació en Anillaco, provincia de Catamarca, en 1919. Se casó y tuvo dos hijos, Selva del Carmen Mopardo y Alfredo Mopardo, quienes fueron secuestrados por grupos militares armados en Castelar, provincia de Buenos Aires, el 13 de noviembre de 1976. Selva tenía 26 años y Alfredo 23.
Delicia vivió en Castelar desde 1949 y tras la desaparición de sus hijos se unió a la Asociación Madres de Plaza de Mayo, de la cual es una de sus fundadoras.
Selva era licenciada en Ciencias de la Educación por la Universidad de Morón. Trabajó como maestra y como encargada de la liquidación de sueldos y jornales en la fábrica Swift. Militaba en la Juventud Universitaria Peronista.
Alfredo era estudiante de Derecho en la Universidad de Buenos Aires, estaba casado con María Alicia Morcillo, de 23 años, quien fue secuestrada con él y su hermano, Pablo Morcillo. Alfredo y María Alicia tenían un hijo de seis meses al momento de su desaparición. Militaban en la Juventud Peronista.
El cuerpo sin vida de Selva fue encontrado el 4 de diciembre de 1976 en las intersecciones de Dorrego y Figueroa Alcorta, Palermo, Capital Federal, como consecuencia de un falso enfrentamiento armado. Alfredo y María Alicia fueron vistos en el centro clandestino de detención “Garage Azopardo” de la ciudad de Buenos Aires.
Desde 2007, Delicia se había desempeñado como vicepresidenta de la Asociación Seré por la Memoria y la Vida y luego, desde el 2010, como presidenta, posición que ocupó hasta su fallecimiento. En 2005 fue declarada Ciudadana Ilustre de Morón y como reconocimiento a su lucha una calle de Castelar lleva su nombre.
Delicia falleció el 11 de marzo de 2011 en la localidad de Morón, a los 92 años.

Amneris o “Pirucha” para sus amigas nació en Tres Arroyos el 15 de noviembre de 1925 en el seno de una familia militante y politizada. De joven se mudó a la ciudad de La Plata con sus hermanas y allí, en 1954, se casó con Omar Favero con quien tuvo tres hijos. Uno de ellos, Daniel Omar Favero, fue secuestrado por una patota de la Brigada de Investigaciones de La Plata el 24 de junio de 1977 a los 19 años. Su pareja, María Paula Álvarez, de 22 años, también fue secuestrada en esa ocasión. Nunca más se supo de ellos.
Unos meses antes de la desaparición de Daniel, la Policía secuestró a sus dos hermanos, Claudia y Luis, quienes estuvieron recluidos en un centro clandestino de detención que formaba parte de lo que años más tarde se conocería como el Circuito Camps, pero tuvieron la suerte de ser liberados a los diez días.
Amneris estudió canto lírico y a poco de llegar a La Plata comenzó a trabajar en el coro del Teatro Argentino. Allí se convertiría en una destacada cantante que interpretaría las óperas más famosas como Otelo, Madame Butterfly y Aída. Su carrera sólo se vería interrumpida los primeros años de la desaparición de su hijo.
Daniel estudiaba Letras en la Universidad Nacional de La Plata y era poeta. Su obra se mantuvo inédita hasta 1992 cuando se publicó la primera parte de esta. Además, militaba en la Juventud Peronista.
En 2016, en el marco de los Juicios por la Verdad, el Tribunal Oral N° 1 de La Plata condenó a 25 años de prisión al genocida Miguel Etchecolatz, Director de General de Investigaciones de la Policía Bonaerense al momento de la desaparición de Daniel y María Paula. Debido a la acumulación de condenas le correspondió la cadena perpetua.
Amneris se unió a las rondas de las Madres en la Plaza de Mayo en los primeros meses de 1978, después de que Adelina Dematti de Alaye la visitó en su casa y la invitó a sumarse a la lucha que un tiempo antes habían iniciado otras madres de desaparecidos. A partir de ahí, todos los jueves participaría de la ronda.
Amneris murió el 5 de julio de 2015, a los 90 años.

Azucena nació en Avellaneda el 7 de abril de 1924. Se casó con Pedro Carmelo De Vincenti con quien tuvo cuatro hijos. El segundo, Néstor De Vincenti, fue secuestrado junto a su novia, Raquel Mangin, el 30 de noviembre de 1976 por un comando de la dictadura cuando tenía 24 años. Ambos siguen desaparecidos hasta hoy.
Después de terminar el secundario Néstor trabajó en un estudio de arquitectura, y estudiaba la misma carrera en la Universidad de Buenos Aires. Años más tarde trabajo en la fábrica textil “La Bernalesa” de Quilmes donde fue dirigente sindical.
Tras la desaparición de Néstor, Azucena deja de ser una ama de casa dedicada al cuidado de su familia y empieza a buscarlo en comisarías, cuarteles y en otras sedes de organismos oficiales. En esa búsqueda, conoció a otras mujeres que como ella buscaban a sus hijos desaparecidos. Ella fue quien en el Bicariato Castrense propuso ir a la Plaza. El 30 de abril de 1977, 14 mujeres se reunieron por primera vez en la Plaza de Mayo para intentar que Videla las recibiera en la Casa Rosada. Cuando fueron muchas, una patrulla policial las conminó a circular y de esta manera se produjo la primera ronda de las Madres alrededor de la Pirámide de la plaza.
Azucena fue detenida junto a otras personas que participaron de una marcha en Congreso el 14 de octubre de 1977, pero la liberaron unas horas después. El 10 de diciembre de 1977 fue secuestrada cerca de su casa por un grupo de tareas de la ESMA. Una semana después fue víctima de uno de los “vuelos de la muerte”. Su cuerpo apareció junto con otros el 20 de diciembre en las playas de la provincia de Buenos Aires a la altura de los balnearios de Santa Teresita y Mar del Tuyú y fue enterrado como NN en el Cementerio de General Lavalle.
En 2005, el Equipo Argentino de Antropología Forense logró identificar los restos de Azucena junto a los de sus compañeras de Madres, Esther Ballestrino de Careaga y María Ponce de Bianco. El 9 de diciembre de ese mismo año sus cenizas fueron depositadas por su familia en la Pirámide de la Plaza de Mayo donde Azucena nació a la vida pública.

Esther, también conocida como “Teresa”, nació el 20 de enero de 1918 en Uruguay. De padre uruguayo y madre paraguaya, se crió en el Paraguay, específicamente en la ciudad de Encarnación. Debido a su militancia en el Partido Revolucionario Febrerista de Paraguay, en 1947 debió irse de ese país, perseguida por la dictadura de Higinio Morínigo primero y de Alfredo Stroessner después. Exiliada en Buenos Aires, se casó con Raymundo Careaga, también paraguayo y febrerista, con quien tuvo tres hijas. La menor, Ana María, fue secuestrada el 13 de junio de 1977, cuando tenía 16 años y estaba embarazada de menos de tres meses. Ana María estuvo recluida en el centro clandestino de detención, tortura y exterminio “Club Atlético” donde fue brutalmente torturada y sometida a condiciones infrahumanas de vida. Fue liberada el 30 de septiembre de 1977 con un embarazo de siete meses.
Esther, maestra normal y doctora en Bioquímica por la Universidad Nacional de Asunción, se empezó a vincular con las Madres de Plaza de Mayo acompañando a la madre de su yerno, Manuel Carlos Cuevas, pareja de su hija Mabel, secuestrado el 13 de septiembre de 1976. Tras el secuestro de Ana María, Esther se convertiría en una de las principales referentes de la Asociación Madres de Plaza de Mayo.
Cuando Ana María fue liberada, su madre volvió a la plaza y ante la pregunta de sus compañeras les dijo «voy a seguir hasta que aparezcan todos, porque todos los desaparecidos son mis hijos”.
El 8 de diciembre de 1977 Esther fue secuestrada en la Iglesia de la Santa Cruz por un grupo de tareas de la ESMA junto con otras seis personas: la madre de Plaza de Mayo, María Eugenia Ponce de Bianco, los militantes Ángela Auad, Raquel Bulit, Gabriel Horane y Patricia Oviedo, y la monja francesa Alice Domon. Ese mismo día secuestraron a Remo Berardo, Julio Fondovila y Horacio Elbert. Dos días más tarde la lista del grupo de la Santa Cruz se completaría con el secuestro de Azucena Villaflor de De Vincenti y Léonie Duquet, otra de las religiosas francesas que acompañaba la lucha de las Madres. Serían ahora su esposo, Raimundo, y su hija mayor, Ester, quienes iniciarían una búsqueda infructuosa.
Esther estuvo recluida, junto con sus compañeros, en el centro clandestino de detención, tortura y exterminio de la ESMA y el 14 de diciembre fue víctima de uno de los “vuelos de la muerte”, «solución final» de la que se jactaban de haber hallado para deshacerse de los cuerpos de los desaparecidos. Alrededor del 20 de diciembre aparecieron varios cuerpos en la costa atlántica, en las playas de Santa Teresita, Mar de Ajó y hasta en Villa Gesell, que fueron enterrados como NN en el Cementerio de General Lavalle.
A comienzos de 2005, el Equipo Argentino de Antropología Forense exhumó e identificó los restos de Mary, Azucena y Esther, y poco tiempo después el de Léonie Duquet y Ángela Auad. Hoy los restos de Ester están sembrados junto a los de María Eugenia Ponce de Bianco, Léonie Duquet y Ángela Auad y parte de las cenizas de Azucena en el solar de la memoria de la Iglesia de la Santa Cruz, al decir de sus fieles, la última tierra libre que sus pies pisaron.

Mirta nació en Uribelarrea, Cañuelas (provincia de Buenos Aires) el 12 de enero de 1925. Su hija, Ana María Baravalle, fue secuestrada de la casa familiar de San Martín el 27 de agosto de 1976 junto a su marido, Julio César Galizzi, por un grupo de miembros del Ejército, vestidos con pasamontañas. Ana María tenía 28 años y estaba embarazada de cinco meses. El hijo o hija de la pareja nació en cautiverio el 12 de enero de 1977, según la información que recibió la familia.
Inmediatamente después del secuestro de su hija, Mirta empezó su búsqueda en comisarías y cárceles y como parte de esa búsqueda visitaba diariamente la cárcel de Villa Devoto. Meses más tarde, fue una de las catorce mujeres que marcharon por primera vez alrededor de la Pirámide de Mayo el 30 de abril de 1977 y de esta forma fundaron la Asociación Madres de Plaza de Mayo. También fue una de las doce madres y abuelas que fundaron la organización Abuelas de Plaza de Mayo bajo el lema “Buscamos a nuestros nietos, sin olvidar a nuestros hijos”.
Al momento de su secuestro, Ana María estaba a punto de terminar la carrera de Sociología y trabajaba en la Secretaría de Pequeñas y Medianas Empresas, dependiente del Ministerio de Hacienda. Julio César también era trabajador estatal.
Ana María y Julio César militaban en el Partido Revolucionario de los Trabajadores- Ejército Revolucionario del Pueblo (PRT-ERP)
Por su incansable lucha en favor de Memoria, Verdad y Justicia Mirta fue declarada en 2018 Ciudadana Ilustre de San Martín.
En agosto de 2019, cuando se cumplieron 43 años del secuestro y desaparición forzada de su hija y su nieto, Mirta presentó un nuevo habeas corpus en la Justicia Federal de San Martín.
Mirta falleció el 1 de noviembre del año 2024 a los 99 años, su familia sigue esperando encontrar a su nieto o nieta.

Aída nació en Buenos Aires el 25 de junio de 1929 en el seno de una familia de inmigrantes españoles. Se casó con Julio Sarti con quien tuvo dos hijas. Una de ellas, Beatriz Sarti, fue secuestrada el 17 de mayo de 1977 en el barrio de Monte Chingolo, partido de Lanús, junto a su novio, Ángel Arias. Beatriz tenía 22 años.
Tras el secuestro de Beatriz, Aída comenzó a buscarla intensamente en regimientos, comisarías y a reclamar por su aparición en juzgados y otros organismos gubernamentales. En ese afán, se unió al primer grupo de madres que se empezaron a reunir en la Plaza de Mayo en 1977. Es considerada por sus compañeras como el corazón de Madres Línea Fundadora por su particular forma de ser, pero también porque durante muchos años se encargó de armar el nutrido archivo de la institución, las piezas gráficas y llevó a cabo la confección de los pañuelos de las Madres y las pancartas que se usan en las marchas. Su oficio de modista, que comenzó a los 14 años como aprendiza en una sastrería militar y a los 16 años, cuando entró a trabajar a la sastrería Marilú Bragance, le permitió dedicarse a algunas de esas tareas.
Beatriz había cursado dos años de la carrera de Magisterio y luego empezó a estudiar Medicina en la Universidad de Buenos Aires. Antes de su secuestro, trabajaba en una fábrica y militaba en el Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP).
Por su labor en favor de la Memoria y los Derechos Humanos, Aída fue declarada Ciudadana Ilustre de la ciudad de Esteban Echeverría en 2017 y en 2019 la escritora Virginia Giannoni publicó Aída, un libro que recorre la vida y la lucha de esta Madre de la Plaza.
Aída estuvo activa hasta los 90 años, momento hasta el cual dio charlas en escuelas.
Falleció el 11 de marzo del año 2025 a los 95 años.

Nora, más conocida como “Norita”, nació en Buenos Aires el 22 de marzo de 1930. A los 19 años, se casó con Carlos Cortiñas con quien tuvo dos hijos. El mayor, Carlos Gustavo Cortiñas, fue secuestrado en la Estación de Castelar, provincia de Buenos Aires, el 15 de abril de 1977. Gustavo tenía 24 años, estaba casado con Ana Cernadas y tenía un hijo, Damián, de dos años.
Hasta el momento del secuestro de su hijo, Norita era una ama de casa que además se dedicaba a enseñar alta costura en su domicilio. El secuestro de Gustavo marcó un antes y un después en su vida. Fue una de las madres, que junto a Azucena Villaflor y a muchas más, se reunieron en Plaza de Mayo desde 1977 para denunciar la desaparición de sus hijos. A partir de ese momento, nunca cesó en su lucha y se convirtió en una de las representantes de las Madres en diferentes países del mundo a los que viajó para denunciar la desaparición sistemática de personas por parte de la última dictadura cívico militar y promover juicios internacionales.
Antes de su secuestro, Gustavo estudiaba Ciencias Económicas en la Universidad de Morón y en la Universidad de Buenos Aires, y trabajaba en el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INDEC). A su vez, militaba en la Juventud Peronista y en Montoneros, primero en la Villa 31, donde trabajó con el padre Carlos Mugica, y luego en la zona oeste de la provincia.
Norita se recibió de Psicóloga Social en 1993 y empezó a trabajar como titular de la cátedra libre Poder Económico y Derechos Humanos de la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad de Buenos Aires.
El 24 de marzo de 2023 se publicó el libro digital Nora Cortiñas: retazos de una vida incomparable, editado por la Fundación Rosa Luxemburgo, en el que a través de imágenes y textos de distintos autores se celebra la vida y las luchas de Norita, que con los años logró convertirse en una referente del campo popular.
Norita fue declarada ciudadana ilustre de Morón, y conocida también como “Madre de todas las batallas”, por su lucha en favor de los Derechos Humanos y de todas las causas justas que requerían su presencia, su testimonio y su militancia. Participó de las rondas de los jueves en Plaza de Mayo hasta los últimos días de su vida, cuando falleció a los 94 años, el 30 de mayo de 2024.

María Adela nació en San Nicolás, provincia de Buenos Aires, el 1 de octubre de 1911. Se casó con Daniel Homero Antokoletz y tuvo dos hijos. El mayor, Daniel Víctor Antokoletz, fue secuestrado a los 39 años por un grupo de tareas de la ESMA el 10 de noviembre de 1976 en el departamento que ocupaba en el barrio porteño de Palermo, junto a su esposa, Liliana María Andrés. Liliana fue liberada a los siete días. Daniel continúa desaparecido.
María Adela se recibió de maestra pero debido a la profesión de su marido, que era diplomático, no ejerció la docencia. Años después, ya separada de su esposo, se desempeñó como empleada de tribunales de la provincia de Buenos Aires. En este ámbito, activó gremialmente hasta su jubilación.
Al momento de su secuestro, Daniel era abogado y profesor universitario, experto en Derecho Internacional Público. Desde principios de los años 70 ejerció la defensa penal de presas y presos políticos de Argentina y de Chile. Además, redactó el Estatuto de la Comisión Argentina de Derechos Humanos (CADHU) que fue enviado clandestinamente a España al comienzo de la última dictadura. Por informaciones obtenidas por su esposa durante su cautiverio en la ESMA, se sabe que estuvo recluido en el sector de ese centro clandestino de detención denominado “Capucha”. El modo y el momento de su asesinato sólo los conocen los perpetradores.
María Adela fue una de las madres que junto a Azucena Villaflor se reunieron por primera vez en la Plaza de Mayo el 30 de abril de 1977 para reclamar por la desaparición de sus hijos. La acompañaban sus hermanas Julia, María Mercedes y Cándida Gard. Tiempo después se convierte en vicepresidenta de la Asociación Madres de Plaza de Mayo. A mediados de los años 80 viaja junto a otras Madres a países de Europa y a Estados Unidos por invitación de Amnistía Internacional para denunciar –como lo haría en otros viajes– lo que ocurría en el país con los detenidos desaparecidos y pedirles su solidaridad.
María Adela falleció el 23 de julio de 2002, a los 91 años. En ese momento era la madre de más edad de la Asociación Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora.

Aurora nació en Buenos Aires en 1924 en el seno de una familia de italianos. Se casó y tuvo dos hijas. La mayor, Susana Pedrini de Bronzel, fue secuestrada en su domicilio en Capital Federal el 27 de julio de 1976 junto a su marido, José Daniel Bronzel, y su suegra, Cecilia Podolski de Bronzel. Susana tenía 28 años y estaba embarazada de dos meses y medio. El embarazo no llegó a término.
Al día siguiente del secuestro de su hija, Aurora se presentó en el periódico Buenos Aires Herald y denunció su secuestro, también el Daniel y Cecilia y de esta forma logró que en la siguiente edición el caso sea publicado en inglés. A partir de ese momento, inició una incesante búsqueda que la llevó a presentar distintos habeas corpus en los que denunció la desaparición forzada de sus familiares. Poco tiempo después, se unió a las rondas de Madres en la Plaza de Mayo y transformó su búsqueda en colectiva.
A fines de los años 80, recurrió a los miembros del Equipo Argentino de Antropología Forense para pedirles que busquen los restos de su hija. Con este propósito, ella y Noemí, su otra hija, entregaron material genético para que pudiera ser contrastado.
Recién en 1999 el EAAF logró identificar los restos de Susana y determinar que fue una de las 30 víctimas de la “Masacre de Fátima”, ocurrida el 20 de agosto de 1976 en el Partido de Pilar. Meses después, se identificaron los restos de José Daniel quien al igual que su madre fueron asesinados en la misma masacre. Antes de su muerte, los tres habían estado recluidos en el centro clandestino “Coordinación Federal” que funcionó en la Superintendencia de Seguridad Federal. Los restos de Cecilia Podolski también fueron identificados por el EAAF e inhumados en el cementerio de Derqui.
Susana y José Daniel eran arquitectos y trabajaban como docentes en la Facultad de Arquitectura de la Universidad de Buenos Aires. Ambos estaban relacionados con la militancia en Montoneros.
Aurora falleció el 10 de febrero de 2021, a los 97 años, y hasta ese momento siguió formando parte de Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora, donde por muchos años fue una de las tesoreras de la Asociación.

Elia nació en Buenos Aires el 3 de julio de 1931. Sus padres eran italianos que llegaron a la Argentina escapando del régimen de Mussolini. Se casó y tuvo seis hijos. Su único hijo varón, Hugo Orlando Miedan, fue secuestrado en capital federal el 18 de febrero de 1977. Tenía 27 años. Hasta el día de hoy continúa desaparecido.
Hasta el secuestro de su hijo, Elia era ama de casa y estudiaba para ser masajista. De joven había querido ser Bioquímica, pero los condicionamientos sociales de la época no se lo permitieron.
Luego de hacer una primera denuncia en una comisaría del barrio de Flores, donde vivía la familia, Elia presentó un habeas corpus en Tribunales por la desaparición forzada de su hijo. Tras esto recurre a la agrupación Familiares de Desaparecidos y Detenidos por Razones Políticas. Un tiempo después, conoce a Azucena Villaflor y se une a la incipiente formación de Madres de Plaza de Mayo.
En una de las rondas de la plaza Elia se enteró por boca de un sobreviviente que Hugo estuvo recluido en el centro clandestino de detención “El Atlético”. Esa misma persona le dijo que posteriormente su hijo fue víctima de uno de los “vuelos de la muerte”.
Hugo era estudiante de Arquitectura en la Universidad de Buenos Aires, trabajaba en la editorial El Derecho y militaba en el Partido Revolucionario de los trabajadores (PRT).
Como parte de su lucha por Memoria, Verdad y Justicia Elia integra la Comisión “El Atlético” y la Comisión “Azopardo”, otro centro clandestino de detención durante la dictadura. También, a lo largo de los años, se ha solidarizado con las luchas de diferentes sectores de trabajadores por medio de su militancia en la Central de Trabajadores Argentinos (CTA) y ha brindado charlas a estudiantes para seguir promoviendo la memoria.
Elia hoy sigue formando parte de Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora.

“Taty” nació en Buenos Aires el 28 de junio de 1930 en el seno de una familia donde abundaban los militares. Su padre era oficial de Caballería. Se casó con Jorge Almeida en 1953 y tuvo tres hijos. El del medio, Alejandro Almeida, fue secuestrado por la Triple A el 17 de junio de 1975. Tenía 20 años. Hasta hoy sigue desaparecido.
Hasta la desaparición de su hijo “Taty” fue una ama de casa que se dedicaba con exclusividad al cuidado de su familia. Al terminar el secundario, se recibió de maestra, profesión que ejerció hasta el nacimiento de sus hijos.
Debido al ámbito en el cual se movía “Taty” inició la búsqueda de Alejandro tomando contacto con militares conocidos de su familia. Sin embargo, “Taty” se dio cuenta de que no encontraría ayuda recurriendo a los militares conocidos de su familia y toma conciencia de los hechos que ocurren a partir del 24 de marzo de 1976.
En 1979, se entera de la existencia de las Madres de Plaza de Mayo y decide ir a una de las rondas. Allí supo que otras madres también buscaban a sus hijos secuestrados en 1975. A partir de ese momento su búsqueda se vuelve colectiva y su vida cambia radicalmente. Deja atrás amistades de toda la vida y se convierte en una de las principales referentes de Madres y en una luchadora incansable en favor de los Derechos Humanos.
Al momento de su secuestro, Alejandro cursaba el primer año de Medicina en la Universidad de Buenos Aires y trabajaba en el Instituto Geográfico Militar. Además, militaba en el Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP).
En 2008, “Taty” publicó el libro Alejandro, por siempre…amor en el que dio a conocer los 24 poemas escritos por su hijo en una agenda que ella encontró en su casa a los pocos días de su secuestro.
En 2011, fue reconocida como Personalidad Destacada de los Derechos Humanos por la Legislatura de la Ciudad de Buenos Aires. Recibió múltiples reconocimientos, premios y
distinciones a nivel municipal, nacional e internacional.
Fue nombrada Huésped de honor de la Ciudad de Paraná, Visitante notable de
innumerables ciudades y municipios del país. Ciudadana Ilustre de Bologna y de la Ciudad de Torino, Italia.
Fue distinguida en tres oportunidades con el Honoris Causa, por la Universidad Nacional de
Córdoba, la Universidad Nacional de las Artes y el Honoris Causa de la Universidad Nacional de Tierra del Fuego.
«Taty» es presidenta de Madres Línea Fundadora y dice que «la fuerza y la alegría de las Madres está en los jóvenes que tienen memoria».

Nair nació en Colón, Entre Ríos, en 1931. Se casó y tuvo tres hijos. La del medio, Patricia Rosana Maddalena de Romero, fue secuestrada en su domicilio en Villa Tesei, Hurlingham, el 28 de agosto de 1976. En el mismo operativo su esposo, Juan Ramón “Tato” Romero, fue asesinado. Patricia tenía 19 años y dos hijos, un nene de dos años y una bebé de 46 días que fueron dejados por las fuerzas de seguridad en la casa de unos vecinos y posteriormente fueron recuperados por Nair y su marido.
El primer lugar donde Nair buscó una respuesta acerca del paradero de Patricia fue el Ministerio del Interior porque en la primera comisaría a la que fue le dijeron que el secuestro de su hija había sido parte de un operativo de las Fuerzas Conjuntas y que por ello debía ir a ese Ministerio.
La Liga de los Derechos del Hombre fue el primer organismo al que recurrió en busca de ayuda. Después presentó un habeas corpus y una denuncia en la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos. Acompañada por su marido, recorrió todas las guarniciones militares y comisarías en busca de alguna información. La única que siempre obtuvo fue que ellos no tenían nada que ver. Sin embargo, tiempo después, recibió el llamado de un policía, con el cual se reunió, que le informó que su hija estaba recluida junto con otras personas en un sótano en la localidad de Martínez. Ese mismo policía la puso en contacto con Patricia y por él pudo saber que ella estuvo en ese lugar hasta enero de 1977.
Si bien sabía de las madres que se reunían en la Plaza de Mayo en un principio no se sumó a las rondas porque temía que los militares le quitaran a sus nietos, que estaban bajo su cuidado. Por esa misma razón su vida transcurría entre viajes a distintas provincias donde tenía familiares y cuando estaba en Buenos Aires se alojaba en hoteles.
Un año después de la desaparición de su hija se une a las Madres de Plaza de Mayo y a partir de ahí nunca cesa en la búsqueda de Patricia y en su lucha en favor de Memoria, Verdad y Justicia.
Patricia se casó con “Tato” a los 17 años y al momento de su secuestro cursaba 4to año del secundario. Los unía un profundo amor y el deseo de construir un mundo más justo e igualitario, al decir de Nair. Ambos militaban en el Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP).
Nair murió en 2020, a los 89 años, víctima del Coronavirus. En una de las últimas entrevistas que dio dijo “yo ya no estoy en la Plaza por mi hija, sino por los 30.000 desaparecidos”.

Carmen nació en Buenos Aires el 6 de agosto de 1925. Se casó y tuvo dos hijos. El mayor, Jorge Enrique Aggio, fue secuestrado en el barrio porteño de Boedo el 31 de julio de 1976 de la habitación de un hotel en el que se alojaba. Tenía 29 años, estaba casado y tenía dos hijos.
La búsqueda de Carmen empezó varios días después de la desaparición de su hijo, de la cual se enteró recién el 6 de agosto de 1976, día de su cumpleaños, cuando Jorge no concurrió a la celebración familiar. La noticia la hizo caer enferma, pero a los pocos días se repuso y comenzó una búsqueda que no abandonó a lo largo de los 34 años que demoró la identificación de los restos de Jorge como una de las víctimas de la “Masacre de Fátima”, ocurrida el 20 de agosto de 1976 en esa localidad del Partido de Pilar. El trabajo del Equipo Argentino de Antropología Forense le permitió confirmar en 2010 lo que hasta ese momento había sido una sospecha: que su hijo fue una de las personas que estuvieron recluidas ilegalmente en la Superintendencia de Seguridad Federal, más conocida como Organización Federal, lugar que ella visitó en numerosas ocasiones tras la desaparición de Jorge.
Carmen, que hasta la desaparición de su hijo era ama de casa, a pesar de haber estudiado para ser docente, se unió a las Madres de Plaza de Mayo cuando conoció a algunas de las primeras integrantes de la agrupación en la sede del Ministerio del Interior, lugar al que todas concurrían para saber el paradero de sus hijos desaparecidos. Una de las madres que conoció Carmen en una de esas ocasiones fue Azucena Villaflor, quien tiempo después se convertiría en presidenta de la agrupación.
Jorge, apodado “el negro” por sus amigos, era Analista de Sistemas y trabajaba en la empresa estadounidense National Cash Register. A pesar de que ocupaba un puesto jerárquico, fue electo delegado sindical por sus compañeros de trabajo y eso lo llevó a defender las condiciones laborales de los trabajadores de menor jerarquía en distintas instancias. Además, militaba en Montoneros.
Aunque logró saber cuál fue el destino de su hijo, Carmen siguió militando con las Madres de Plaza de Mayo. A lo largo de los años, brindó charlas en numerosas escuelas donde dio testimonio de lo ocurrido en la última dictadura cívico militar. “Yo no dejé mi lucha ni la voy a dejar. Yo sigo viajando, sigo yendo a Madres para que nunca más pase en el país y nunca más tengamos que contar estas historias”, dijo Carmen tiempo atrás al retratar su vida.
En 2021, el gobierno nacional le entregó, junto a otras Madres y Abuelas de Plaza de Mayo, el premio Juana Azurduy por “la defensa y protección de los derechos humanos en la sociedad argentina contemporánea”.
Carmen hoy tiene 98 años y sigue orgullosa de los sueños e ideales de su hijo Jorge.

“Ketty” nació en Buenos Aires el 12 de enero de 1925. Su hija Beatriz Haydeé Neuhaus de Martinis fue secuestrada el 16 de marzo de 1976 en la vía pública, en Ramos Mejía, zona oeste del Gran Buenos Aires. En ese mismo operativo secuestraron a su marido, Juan Francisco Martinis. Beatriz tenía 24 años y estaba embarazada de cuatro meses. Francisco tenía 26.
“Ketty” inició la búsqueda de su hija y su yerno en soledad y después de más de un año, cuando se reunió con otras mujeres que también buscaban a sus hijos, se volvió colectiva. Así, se convirtió en una de las primeras 14 madres que se reunieron en Plaza de Mayo el 30 de abril de 1977 para reclamar por la desaparición de sus hijos. Meses después, por invitación de Alicia “Licha” Zubasnabar de De la Cuadra, se transformó en una de las 12 fundadoras de la Asociación Abuelas de Plaza de Mayo. A lo largo de su vida, no cesó en la búsqueda de su hija, su yerno y su nieto o nieta. Además, fue una de las integrantes de Madres que declaró en el juicio que en 1985 condenó a los miembros de las Juntas Militares que gobernaron de facto el país a partir de 1976.
Beatriz y Juan militaban en Montoneros. Su hijo o hija debió nacer en cautiverio en agosto de 1976.
“Ketty” murió sin encontrar a su nieto o nieta, pero hasta el final de su vida luchó por Memoria, Verdad y Justicia.

Raquel nació en Buenos Aires el 12 de octubre de 1931. Sus padres eran judíos, de nacionalidad rusa, que llegaron a la Argentina escapando de la Primera Guerra Mundial. A los 24 años, se casó con Elías Arcuschin con quien tuvo dos hijos. El mayor, Miguel Sergio Arcuschin, fue secuestrado el 13 de septiembre de 1976 junto a su esposa, Noemí Josefina Jansenson, en su domicilio del barrio porteño de Almagro. Ambos estaban a punto de cumplir 19 años. Noemí cursaba un embarazo de dos meses.
Raquel empezó a buscar a su hijo y su nuera inmediatamente después de su secuestro. El Ministerio del Interior fue el lugar al que cotidianamente concurrió para buscar respuestas que nunca recibió. Un día, frustrada por la negativa permanente de las autoridades a brindarle información sobre el paradero de Miguel y Noemí, se sentó en un banco de la Plaza de Mayo y una mujer joven se le acercó y le preguntó qué hacía ahí. Era Azucena Villaflor. Esta sería la forma en que Raquel iniciaría una búsqueda colectiva que la transformaría en una de las 14 mujeres que el 30 de abril de 1977 se reunieron en Plaza de Mayo para reclamar por la desaparición de sus hijos.
La lucha de Raquel también se tradujo en su incorporación a la Asociación Abuelas de Plaza de Mayo desde donde buscó incesantemente a su nieto o nieta que debió haber nacido en cautiverio en abril de 1977.
Al momento de su secuestro, Miguel estudiaba Ciencias Económicas en la Universidad de Buenos Aires. Él y Noemí se habían conocido cuando ambos asistían al secundario en el colegio Carlos Pellegrini donde comenzaron a militar en la Unión de Estudiantes Secundarios (UES). Más tarde militarían en la Juventud Guevarista.
Según informaciones recabadas por Raquel, Miguel y Noemí estuvieron recluidos en Campo de Mayo, recinto del Ejército donde funcionaron cuatro centros clandestinos de detención por donde pasaron más de cinco mil personas, la mayoría de las cuales siguen desaparecidas hasta hoy.
Raquel murió el 27 de septiembre de 2013, a los 81 años. Hasta el final de su vida buscó a su nieto o nieta y luchó en favor de los Derechos Humanos.

Chela nació en Carlos Keen, pueblo del partido de Luján, provincia de Buenos Aires, el 15 de enero de 1919. A los 31 años se casó con Emilio Mignone con quien tuvo cinco hijos. La segunda, Mónica María Candelaria Mignone, fue detenida desaparecida por un grupo de tareas de la ESMA en la casa familiar de Capital Federal el 14 de mayo de 1976. Tenía 24 años.
En la madrugada en que secuestraron a su hija, Chela se subió a un taxi con su hijo Javier para tratar de avisarle a sus compañeros de militancia que corrían peligro, pero no alcanzó y también los secuestraron. A partir de ahí, junto a su marido, empezaron una búsqueda que en un primer momento los llevó a tomar contacto con militares, funcionarios y obispos, pero estos no les dieron ninguna respuesta.
En el año 1977, Chela junto con otras mujeres comenzaron a reunirse en Plaza de Mayo para reclamar por la desaparición de sus hijas e hijos. Así Chela se convirtió en una de las fundadoras de la incipiente agrupación Madres de Plaza de Mayo.
El 8 de diciembre de 1977, en la casa de Chela y Emilio, se estaban recolectando firmas para publicar una solicitada por los detenidos desaparecidos, cuando una Madre llegó avisando que se habían llevado de la Iglesia de la Santa Cruz a dos Madres que estaban juntando dinero para la misma solicitada. En esa misma casa se realizaron las primeras reuniones del Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS), institución de la cual Chela y Emilio fueron fundadores.
Como Madre de Plaza de Mayo, fue una de las primeras que viajó al exterior para denunciar las violaciones a los Derechos Humanos cometidas por la dictadura. En 1979 fue una de las Madres que viajó al Vaticano para una entrevista con el Papa Juan Pablo II, pero a último momento la entrevista se suspendió.
Chela fue docente desde joven. A partir de 1971, colaboró dando clases de apoyo y asistiendo a la comunidad en la Villa del Bajo Flores y en 1973 como trabajadora social integra las mesas de trabajo del Movimiento Villero Peronista. Aparte de sus cinco hijos, ayudó con su marido a criar a cuatro hijos de un hermano de ella que había enviudado. Luego de la detención y desaparición de Mónica, un ahijado de esta de la Villa del Bajo Flores vivió con Chela y Emilio durante su escuela primaria.
Mónica era psicopedagoga. Se desempeñaba como docente en la Universidad Nacional de Luján y era concurrente en el Servicio de Psicopedagogía del Hospital Piñero, pero su principal preocupación estaba centrada en la labor de promoción humana en los ámbitos religiosos, sociales, educativos y laborales, que desde hacía varios años llevaba adelante en el sector Belén de la Villa del Bajo Flores y en las vacaciones se trasladaba a Cushamen, Chubut, para una tarea semejante con las poblaciones Mapuches. Mónica integró la Juventud Peronista y luego el Movimiento Villero Peronista.
Chela murió el 15 de marzo de 2008, a los 89 años. Siguió siempre activa en Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora. Integró la Comisión Directiva del CELS. Junto a su esposo Emilio, fue una incansable luchadora por los Derechos Humanos.

“Mary” nació en Tucumán el 6 de julio de 1924. Se casó y tuvo tres hijos. Una de ellas, Alicia Hilda Bianco, fue secuestrada en la casa familiar en Lomas del Mirador, provincia de Buenos Aires, el 30 de abril de 1976. Tenía 23 años.
“Mary” fue una mujer que sólo había completado la escuela primaria, interesada en la realidad política y que a la vez leía historia, economía o poesía. Trabajó como empleada doméstica, modista y tiempo después como comerciante en un negocio familiar en Mataderos. Su interés por la política la llevó a afiliarse al Partido Comunista en 1972. Sin embargo, tras el secuestro de su hija se alejó de esa militancia debido a que no contó con el apoyo de su partido para encontrar a Alicia. Tras esto, empieza a colaborar en los grupos de solidaridad del ERP, (donde militó en ese momento su hija), cuidando niños, visitando a los familiares de los presos y desaparecidos, recaudando dinero, al mismo tiempo que se reunía con familiares de desaparecidos. En una de esas reuniones conoce a algunas de las mujeres que tiempo después conformaron la Asociación Madres de Plaza de Mayo, a la cual se une desde el principio. Paralelamente, busca y logra encontrar el 18 de abril de 1977 a su sobrina nieta, Clara Soledad Ponce, quien con 11 meses había sido dejada en la Casa Cuna luego de que fueran asesinados su padre y su tío y, con posterioridad, ese mismo año, su madre también fue asesinada.
Como parte de su militancia en Madres, desde abril de 1977, “Mary” formó parte del grupo que se reunía en la Iglesia de la Santa Cruz, el cual también integraban Azucena Villaflor y Esther Ballestrino de Careaga. En ese lugar fue secuestrada el 8 de diciembre de 1977 por un grupo de tareas de la ESMA del que formó parte el genocida e infiltrado Alfredo Astiz. En distintos operativos llevados a cabo entre el 8 y el 10 de diciembre se completó el secuestro de los 12 de la Santa Cruz. “Mary” tenía 53 años y estaba allí recaudando dinero para una solicitada que se publicó el 10 de diciembre en el diario La Nación con la firma de madres y familiares en reclamo por los desaparecidos. El encabezamiento decía: POR UNA NAVIDAD EN PAZ. SOLO PEDIMOS LA VERDAD.
“Mary” estuvo recluida con sus compañeros de militancia de la Iglesia de la Santa Cruz en el centro clandestino de detención de la ESMA. El 14 de diciembre de 1977 fue víctima de uno de los “vuelos de la muerte” en un avión Skyvan PA-51 de la Prefectura Naval Argentina que fue repatriado desde Estados Unidos el 20 de julio de 2023. Su cuerpo apareció junto con otros el 20 de diciembre de 1977 a la altura del balneario de Santa Teresita y fue enterrado como NN en el Cementerio de General Lavalle al igual que los demás.
Alicia estudiaba Filosofía en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires. Además, militó en Montoneros hasta el 1 de Julio de 1974. Tras el discurso de Juan Domingo Perón en la Plaza de Mayo se suma al Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP).
En 2005, el Equipo Argentino de Antropología Forense logró identificar los restos de “Mary”. La “aparición” de los restos de ella y de sus compañeras sirvieron de prueba para que en 2011 se juzgara a 16 represores de la ESMA. A partir de ese momento, reposan en el jardín de la Iglesia de la Santa Cruz junto a los de su compañera de Madres, Esther Ballestrino de Careaga, parte de las cenizas de Azucena Villaflor de De Vincenti, la militante de Derechos Humanos Ángela Auad y los de la monja francesa Léonie Duquet, quienes también integraban el grupo que se reunía en esa iglesia.

Laura nació en Concordia, Entre Ríos, el 3 de marzo de 1925. Se casó a los 22 años con Santiago Isaac Bruschtein con quien tuvo cinco hijos. Tres de ellos, Aída Leonora, Víctor Rafael e Irene Mónica Bruschtein, fueron secuestrados entre 1975 y 1977. El mismo destino tuvo su ex marido y padre de sus hijos.
Aída tenía 24 años y un hijo de dos meses, Hugo, quien fue criado por Laura. Irene tenía 21 años, estaba casada con Mario Ginzberg, quien fue secuestrado junto con ella, y eran padres de Victoria, de dos años. Víctor tenía 24 años y estaba de novio con Jacinta Levi, quien fue secuestrada junto con él. Las pérdidas de Laura se completan con Adrián Saidón “Cacho”, pareja de su hija Aída y padre de su hijo, asesinado por la dictadura el 24 de marzo de 1976.
Hija de Guillermo Bonaparte, un juez socialista que llegó a ser presidente de la Suprema Corte de Entre Ríos, que renunció cuando la provincia fue intervenida tras el golpe de Estado de 1943 por un militar antisemita, de adolescente, se dedicó a alfabetizar a personas recluidas en la cárcel de la ciudad de Paraná. Ya casada, se radicó en Buenos Aires donde nació su primer hijo que murió a los pocos meses. Luis, su siguiente hijo, es el único que sobrevivió a la dictadura.
Laura empezó a estudiar Psicología en la Universidad de Buenos Aires cuando sus hijos eran niños y se recibió. Durante diez años, participó de una experiencia fundacional de atención en salud mental a las mujeres de sectores populares que concurrían al Hospital Evita, el policlínico de la ciudad de Lanús.
Con ideas feministas, de vanguardia para la época, se divorció en una época donde hacerlo no era bien visto.
Luego del secuestro y asesinato de su hija Aída, se exilió en México, país en el cual se convirtió en Observadora de Amnistía Internacional. Tiempo después, fue una de las precursoras de la campaña internacional para que se declarara delito de lesa humanidad a la desaparición forzada de personas.
Regresó a la Argentina en 1985 y un año después se sumó a la Asociación Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora donde siguió luchando por el castigo a los responsables de las violaciones sistemáticas a los derechos humanos ocurridas entre 1976 y 1983.
En los 90, presentó un recurso de amparo para que el predio de la ESMA no fuera privatizado por el gobierno de Carlos Menem y tiempo después desarmó su casa para que fuera la sede de HIJOS.
Aída Leonora, apodada “Noni” por su familia, fue secuestrada y asesinada el 24 de diciembre de 1975 en Monte Chingolo, provincia de Buenos Aires. En 2009, su cuerpo, que permanecía sepultado en el cementerio de Avellaneda, fue identificado por el Equipo Argentino de Antropología Forense.
Aída estudiaba Ciencias Exactas y era maestra alfabetizadora. Militó en el Partido Revolucionario de los Trabajadores y en el Ejército Revolucionario del Pueblo (PRT-ERP).
Irene fue secuestrada el 11 de mayo de 1977 en su domicilio en capital federal junto a su marido. Ambos militaban en el PRT-ERP.
Víctor fue secuestrado el 19 de mayo de 1977 en Morón, provincia de Buenos Aires, junto a su novia. Los dos militaban en el PRT-ERP.
Santiago Isaac Bruschtein fue secuestrado el 11 de junio de 1976. Un tiempo antes, él y Laura habían presentado una denuncia contra las Fuerzas Armadas por el asesinato de su hija Aída.
En 2010, la periodista francesa Claude Mary escribió Laura Bonaparte. Una madre de Plaza de Mayo contra el olvido, un libro en el que recoge la palabra de esta Madre de Plaza de Mayo y recorre las distintas luchas que abrazó a lo largo de su vida.
Laura murió el 23 de junio de 2013, a los 88 años. Le gustaba decir “no somos madres míticas, solamente mujeres desesperadas que llegamos a la defensa de los derechos humanos por sufrir un dolor sin nombre”.

Sara nació en Buenos Aires en 1930. Se casó con el médico Mauricio Brodsky con quien tuvo tres hijos. Uno de ellos, Fernando Rubén Brodsky, fue secuestrado el 14 de agosto de 1979 en Villa Martelli, partido de Vicente López. Tenía 22 años.
Tras el secuestro de su hijo, Sara y su marido comenzaron una incansable búsqueda que los llevó a entrevistarse con el represor Emilio Eduardo Massera, jefe de la Armada durante la dictadura, quien les dijo que Fernando estaba recluido en el centro clandestino de detención que funcionaba en la ESMA, pero que si alguien se lo preguntaba él lo negaría.
En 1982, Sara y Mauricio se convirtieron en cofundadores del Movimiento Judío por los Derechos Humanos y de la Asociación de Familiares de Desaparecidos Judíos. Paralelamente, Sara se unió a la Asociación Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora donde militó hasta el final de su vida.
Junto a su marido, Sara fue testigo en el Juicio a las Juntas militares y querellante en la Megacausa ESMA. En octubre de 2011, pudo presenciar la primera condena contra los represores del mayor centro clandestino de detención de la dictadura.
Sara fue pintora y escultora. Además, cuando sus hijos eran pequeños estudió fotografía en el Foto Club Buenos Aires. Con una foto que le tomó a su hijo Fernando cuando era un niño llegó a ganar el primer premio de un concurso organizado por esa institución.
En 2004, con el descubrimiento de una obra de su autoría, llamada “Ellos están”, la Asociación Mutual Israelita Argentina (AMIA) realizó el primer homenaje de una entidad oficial de esa comunidad a los 1900 desaparecidos de origen judío.
Marcelo Brodsky, otro de sus hijos, es un reconocido artista visual cuya obra fotográfica ha tenido como tema central la lucha por los Derechos Humanos en la Argentina. Además, fue uno de los artífices del Parque de la Memoria.
Al momento de su secuestro, Fernando, “Nando” para su familia, estudiaba Psicología en la Universidad del Salvador y trabajaba como docente en un jardín de infantes. Además, militó en el Peronismo de Base (PB) y en las Fuerzas Armadas Peronistas (FAP).
En noviembre de 2015, Sara y su marido fueron distinguidos como personalidades destacadas del ámbito de los Derechos Humanos por la Legislatura de la Ciudad de Buenos Aires.
Sara falleció el 23 de febrero de 2018, a los 88 años. Hasta el final de su vida luchó por Memoria, Verdad y Justicia.

Raquel nació en Villa Ramallo, provincia de Buenos Aires, el 14 de mayo de 1930. Se casó con Andrés Marizcurrena con quien tuvo dos hijos. El menor, Andrés Marizcurrena, fue secuestrado junto a su esposa, Liliana Beatriz Caimi, el 11 de octubre de 1976 en su domicilio de Martínez, partido de San Isidro. Liliana estaba embarazada de cinco meses. Ese día Andrés cumplía 24 años.
Tras el secuestro de su hijo y su nuera, y acompañada por su consuegra, Élida de Caimi, Raquel trató de hacer una denuncia por desaparición en una comisaría, pero no se la tomaron. A partir de ese momento, empieza una búsqueda que no cesará nunca y que muy poco tiempo después hará que se convierta en una de las 14 mujeres que el 30 de abril de 1977 se juntaron por primera vez en la Plaza de Mayo para reclamar por la desaparición de sus hijos, reunión que significaría el nacimiento de Madres.
Como parte de esa búsqueda, Raquel viajaba cada 15 días a la ciudad de La Plata con Azucena Villaflor donde recorrían comisarías y visitaban la Unidad Penal 9 de la provincia de Buenos Aires tratando de obtener una respuesta sobre el paradero de sus hijos. Nunca obtuvieron ninguna.
Seis meses después, en una de las rondas de las Madres, una de ellas preguntó quién estaba buscando a su nieto, o tenía a su hija o nuera embarazada. Raquel era una de ellas.
El sábado siguiente, 22 de octubre de 1977, 12 madres y abuelas se reunieron por primera vez y empezaron una búsqueda colectiva que sería el germen de la Asociación Abuelas de Plaza de Mayo. Como parte de esta búsqueda, visitaban juzgados de menores, orfanatos, y paralelamente, investigaban las adopciones de la época.
Ama de casa, hincha de Boca y gran lectora de narraciones históricas y de noticias, según la describen sus compañeras de Abuelas, quienes la definen como una institución de la Asociación. A lo largo de los años, Raquel recibió denuncias y sistematizó el archivo de la organización. Su trabajo permitió que muchos hijos e hijas de desaparecidos recuperaran su verdadera identidad.
Al momento de su secuestro Andrés era empleado municipal de la ciudad de Buenos Aires. Además, él y Liliana militaban en la Juventud Guevarista. Ambos estuvieron recluidos en uno de los centros clandestinos de detención que funcionaron dentro de Campo de Mayo.
El bebé que esperaban debió nacer en cautiverio en febrero de 1977.
Pese a su incansable lucha, para Raquel los hijos y las hijas que tanto buscaron las Madres eran los verdaderos luchadores. “Ellos son los luchadores, no nosotras, ellos. Ellos fueron los que se sacrificaron para que nosotros estuviéramos bien”, dijo en una oportunidad.
Raquel falleció el 25 de noviembre de 2017, a los 87 años, sin poder encontrar a su nieto o nieta a quien nunca dejó de buscar.

Carmen nació en Buenos Aires en 1925. Se casó con el periodista Luis Esteban Cobo con quien tuvo dos hijas. La mayor, Inés Adriana Cobo Rodino, fue secuestrada en capital federal el 1 de septiembre de 1976 a pasos de la revista Nuestro Holando, publicación que dirigía su padre y en la que ella trabajaba. Tenía 22 años y cursaba dos meses de embarazo.
Tras el secuestro de Inés, Carmen, de profesión docente, inició su búsqueda de inmediato y al poco tiempo se unió a Madres de Plaza de Mayo y, paralelamente, al grupo de mujeres que buscaban a sus nietos y que conformaron la Asociación Abuelas de Plaza de Mayo.
A casi un mes de su secuestro, específicamente el 31 de octubre de 1976, día del cumpleaños de su hermana Noemí, Inés llamó por teléfono a su casa y dijo que estaba escondida. Estas llamadas se repetirían a lo largo de varios meses y en un principio despertaron esperanza en su familia. Con el paso del tiempo la esperanza dio paso al descreimiento.
Tras la desaparición de Inés, Noemí fue secuestrada en dos ocasiones y estuvo recluida en el centro clandestino de detención Garage Azopardo y en la comisaría 4ta de la ciudad de Mar del Plata. La propia Carmen también estuvo detenida en una oportunidad. Estos hechos y la plena conciencia de que la familia estaba siendo vigilada no los hicieron retroceder en su lucha por encontrar a su hija y a su nieto o nieta.
Inés, a quienes sus amigas llamaban Mafalda, estudió Psicología en la Universidad de Buenos Aires, pero tuvo que dejar los estudios debido a que su carrera fue cerrada temporalmente. Al momento de su secuestro, trabajaba como publicista en la misma revista que dirigía su padre. Además, militaba en la Juventud Peronista (JP) junto a Rubén Alberto Stockdale, a quien conoció cuando tenía 20 años y de quien nunca se separó. Con él esperaban un hijo o hija que debió haber nacido en el centro clandestino de detención de la ESMA entre marzo o abril de 1977.
Después del secuestro de Inés, Carmen le pidió a Rubén que se fuera del país pero él se negó a hacerlo. El 3 de septiembre de 1977, un año después que Inés, fue secuestrado. Tenía 25 años.
El caso de Inés fue de los primeros en integrar la lista del juicio que en 1996 inició en España el juez Baltasar Garzón contra los principales responsables del terrorismo de Estado en la Argentina.
“A Carmen la sonrisa no se le borraba. Era su manera de mirar el mundo. Y eso que tenía motivos para la tristeza, para la bronca, para el odio. Pero no: Carmen se fue dejando una estela de amor y dulzura”, expresaron desde la Red de Acompañamiento del Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS) cuando les tocó despedirla.
Carmen falleció el 2 de abril de 2021, a los 96 años. Nunca dejó de buscar a su nieto o nieta.

“Pirucha” nació en San Miguel de Tucumán el 1 de enero de 1930. Se casó con César José Campopiano con quien tuvo cuatro hijos. Uno de ellos, Julio César Campopiano, fue secuestrado en la zona oeste de la ciudad de Tucumán el 21 de octubre de 1976. Tenía 18 años.
En el momento de su secuestro, que fue llevado a cabo por una patota que bajó de un auto, Julio buscaba información sobre el paradero de su hermano, César Gustavo, que
había sido secuestrado de su domicilio ese mismo día. César fue liberado a los pocos días, pero Julio continua desaparecido.
“Pirucha” empezó la búsqueda de Julio de inmediato y nunca paró. Apoyada en su profesión docente, elaboró un archivo compuesto por recortes, mensajes, fotografías y testimonios que serían de gran utilidad para otros familiares de detenidos desaparecidos de la provincia de Tucumán.
Años después de la desaparición de su hijo, por el testimonio del ex gendarme Antonio Cruz pudo saber que Julio estuvo recluido en el Arsenal “Miguel de Azcuénaga”, predio del Ejército donde funcionó un centro clandestino de detención, y que murió en febrero de 1977 como consecuencia del tétanos que contrajo por las heridas que le provocó la tortura. Esta información no hizo que “Pirucha” abandonara la lucha porque al decir de su hija Celia a esa altura ya no era sólo la madre de Julio. Como muchas otras integrantes de la Asociación Madres de Plaza de Mayo, se había convertido en la madre de todos.
“Pirucha” caminó todos los jueves alrededor de la estatua de la libertad que realizó Lola Mora en la Plaza Independencia de la ciudad de Tucumán. Con el retorno de la democracia, encabezó las movilizaciones en defensa de las instituciones democráticas en los sucesivos intentos de desestabilización organizados por “los carapintadas”. Además, viajó a España para dar su testimonio ante el juez Baltasar Garzón en el marco del juicio a los principales responsables del terrorismo de Estado en la Argentina.
Julio era poeta y soñaba con ser periodista. A menos de un mes de su secuestro, con el poema “A manera de confesión”, ganó el primer premio del concurso internacional de literatura Jacques Prévert. “Pirucha” recopiló su obra y la convirtió en un libro que llamó Cantar del Tiempo. En la primera página dice: «Yo diría que mi hijo fue un canto a la vida, a la que amaba, pero en un esquema de valores éticos como sólo él podía hacerlo».
En 2017, gracias al trabajo del Colectivo de Arqueología, Memoria e Identidad de Tucumán (CAMIT) y del Equipo Argentino de Antropología Forense se lograron identificar los restos de Julio en la fosa común conocida como el Pozo de Vargas, donde se han encontrado los restos de más de 100 víctimas tucumanas de la dictadura.
“Pirucha” murió el 6 de marzo de 2008, a los 78 años. Hasta el final de su vida luchó por Memoria, Verdad y Justicia.

Matilde nació en Buenos Aires en 1924. Se casó con Santiago Mellibovsky con quien tuvo dos hijos. Su hija, Graciela Mellibovsky, fue secuestrada en el barrio porteño de Almagro el 25 de septiembre de 1976. Tenía 29 años.
De madrugada, horas después del secuestro de su hija, del que la familia aún no estaba enterada, un grupo de civiles armados, que dijeron ser de las “Fuerzas Armadas Conjuntas” irrumpió en su casa buscando a Graciela. Al no hallarla, se llevaron a Matilde a un departamento de propiedad de la familia donde creían que podía estar Graciela y posteriormente a la casa de una hermana de Matilde. En todo momento la interrogaron acerca de las actividades de su hija, a quien calificaron como “subversiva”, y las de su marido. Todo esto amenazándola con un revólver. Al no conseguir lo que querían, la llevaron de vuelta a su domicilio.
Después de sobreponerse de esta situación, Matilde y su marido empezaron a contactarse con gente de la colectividad judía, a la que ellos pertenecían, y con personas de la Liga Argentina por los Derechos del Hombre para tratar de obtener ayuda para la búsqueda de Graciela. En medio de estas gestiones, cinco días después de su secuestro, Graciela llamó por teléfono a su familia. Cuando Matilde le preguntó dónde estaba sólo le dijo que creía que “muy lejos” y que nunca más la verían. Más allá del impacto inicial, esto no provocó que Matilde bajara los brazos, sino que hizo que redoblara los esfuerzos por encontrar a su hija. En ese afán, se reunió con otras familias de origen judío que tenían hijos secuestrados y juntos solicitaron una reunión con las autoridades de la Delegación de Asociaciones Israelitas Argentinas (DAIA). La entrevista les fue concedida, pero la única respuesta que obtuvieron es que ellos no sabían nada del paradero de sus hijos. Tampoco les ofrecieron ayuda para su búsqueda. Este sería el comienzo del Movimiento Judío por los Derechos Humanos del cual Matilde y su marido serían piezas fundamentales.
Con los años Matilde y Santiago realizaron una inmensa tarea de recopilación de las denuncias entregadas por familiares de judíos desaparecidos a diversas reparticiones gubernamentales. Este material documental se lo entregaron a la Embajada de Israel, a la Knesset (Parlamento de Israel) y, posteriormente, al Centro de Documentación y Archivo del Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS).
Graciela era licenciada en Economía Política por la Universidad de Buenos Aires y hasta un tiempo antes de su secuestro trabajaba en la Secretaría de Energía de la Nación donde la habían declarado “prescindible”. Luego de luchar para que le cambiaran esa condición le aceptaron la renuncia. Además, Graciela militó en las Fuerzas Armadas Peronistas (FAP) y en Montoneros.
En 2001, cuando le tocó dar su testimonio ante la Comisión Israelí por los Desaparecidos Judíos en Argentina, Matilde dijo que uno de los supuestos torturadores de su hija, quien se comunicó después de que la familia publicara un anuncio, les había asegurado que el cuerpo de Graciela estaba enterrado en una fosa común del cementerio de Ezpeleta. Sin embargo, hasta ese momento el grupo de antropólogos con los que la familia se había contactado no habían podido iniciar los trabajos de excavación.
En 2006, Matilde publicó el libro Círculo de amor sobre la muerte donde relata la incansable búsqueda de su hija y rinde un homenaje a las mujeres que como ella conformaron la Asociación Madres de Plaza de Mayo.
Matilde falleció el 21 de febrero de 2011, a los 87 años. Nunca dejó de luchar por saber cuál había sido el destino de Graciela y del resto de los desaparecidos.

Nélida Fiordeliza de Chidichimo, “Quita”, nació en Lomas de Zamora en 1925. Le gustaban mucho las plantas, cocinar, escuchar los partidos de Banfield los días sábados y siempre quiso cantar, pero no la dejaron. Solo pudo cursar hasta cuarto grado de la escuela primaria porque tuvo que empezar a trabajar en un taller de costura para ayudar económicamente en su casa. A los 17 años se casó con Ricardo, quien fuera uno de los primeros pilotos de Aerolíneas Argentinas. Junto con él viajaron por el mundo llevando la búsqueda colectiva que habían iniciado las Madres de Plaza de Mayo ante la desaparición de sus hijes.
Quita fue madre de Marita y Ricardo. Kalín, como ella le decía a su hijo, desarrolló su militancia en la Juventud Universitaria Peronista de la Facultad de Ciencias Exactas de la Universidad de Buenos Aires y en Montoneros. Llegó a obtener el título de Meteorólogo; fue secuestrado por fuerzas del Ejército el 20 de noviembre de 1976 en su casa en Ramos Mejía, en presencia de su compañera Cristina del Río. Ambos tuvieron una hija, Florencia.
Ese día le cambió la vida para siempre a Quita, “Madres me permitió hacer cosas que nunca me hubiera imaginado que podía hacer… lástima el motivo”. Si bien no participó de la primera ronda en la Plaza de Mayo aquel mítico 30 de abril de 1977, al poco tiempo se sumó a las reuniones a instancias de otra madre conocida suya del barrio, Beatriz Aicardi de Neuhaus. Quita decía que no sabía qué hacer con su dolor, compartirlo con otras lo hizo más liviano y encontró qué hacer con él: emprender la búsqueda colectiva.
Quita participó de diferentes acciones en plena Dictadura y ya entrada la democracia; realizó la huelga de hambre junto a muchas otras madres en la Basílica de Quilmes, fue parte de la procesión a Luján donde se identificaron con pañales de sus hijes en sus cabezas a modo de pañuelos, fue una de las firmantes de la primera solicitada publicada en La Prensa y La Nación donde se identificaban con nombre y apellido les desaparecides que se conocían hasta el momento solicitando saber su paradero. Quita fue una de las Madres sobrevivientes de los secuestros en la Iglesia Santa Cruz el 8 de diciembre de 1977. Por este hecho prestó testimonio judicial en el marco de la causa ESMA en abril del 2010. Al salir de tribunales, después de casi 33 años de lo ocurrido, dijo “misión cumplida” y al poco tiempo, en enero de 2011 falleció.

Martha nació en Buenos Aires un 20 de diciembre de 1934 y tuvo dos hijos. Claudio Norberto Braverman fue secuestrado y desaparecido el 30 de octubre de 1976, a la edad de 17 años, cuando estaba cursando 5º para terminar el Colegio Carlos Pellegrini.
Tanto Martha como su esposo, Ricardo Braverman, lo buscaron incansablemente pero nunca se supo donde estuvo detenido. Al día de hoy continúa desaparecido.
Ricardo Braverman integró el grupo Padres de Plaza de Mayo.
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